Cuando el mensaje de Orión fue publicado por primera vez en 2010, lo que estaba tomando forma resultaría ser la respuesta a la pregunta más grande de la existencia de la humanidad: ¿hasta cuándo? Desde el ateo hasta el santo, todos se hacen esta pregunta. A menudo se trata de cuánto tiempo falta para que la humanidad ya no pueda vivir en este planeta. Para los cristianos, se trata de cuándo el gran Progenitor del nombre “cristiano” regresará para otorgarles la misma calidad de vida eterna que Él ha estado experimentando desde Su resurrección.
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. (1 Juan 5:12)
Y la vida que está en Cristo es prometida no sólo a los santos vivos, sino también a los muertos:
Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:25-26)
La guerra final de la humanidad es una lucha por la vida. Es una guerra por la supervivencia, como es universalmente reconocido por todas las partes. El conflicto viene debido a diferentes opiniones sobre cómo sobrevivir. El mundo que no teme a Dios cree que el intelecto del hombre puede superar todos los obstáculos, pero el cristiano sabe que solo hay UN camino que no termina en la muerte.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. (Juan 10:9)
Desde 2010, cuando Jesús fue reconocido en la constelación de Orión,[1] la puerta a pastos más verdes ha estado abierta. En este artículo, el mensaje de Orión cerrará el círculo a medida que comunicamos la enseñanza fundamental que proviene de la señal del Hijo del hombre, Su monograma real conformado por las iniciales Alfa y Omega, como se introdujo en esta serie de artículos (azul y rojo, respectivamente):
Mientras esta insignia real cierra el círculo del mensaje de Orión, las circunstancias en el mundo son terribles. Las oportunidades que se han dado por sentadas se están cerrando, y en retrospectiva, la inacción será reconocida por sus desastrosas consecuencias. El aprendizaje nunca termina, pero llega un momento en que se toman decisiones, ya sea para aceptar o para rechazar, donde se revela lo que hay dentro de uno. Oramos para que este artículo selle tu elección de estar en las filas de aquellos que no ponen su confianza en el hombre, sino en Dios.
Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. (Jeremías 17:5,7)
Desde el tiempo del éxodo de Israel de la esclavitud de Egipto, la frente era el lugar donde debía conmemorarse la ley de Dios:
Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto. (Éxodo 13:9)
Al igual que los israelitas fueron esclavizados gradualmente en el transcurso de unos 400 años, así con una sutileza similar, el mundo se ha vuelto esclavo de nuevo. Los látigos, yugos y los capataces son ahora las tasas de interés, la inflación y los “maestros de impuestos”, entre otras cosas. Para vivir libres de la esclavitud y nunca regresar, los israelitas debían tener la ley de Dios escrita en su frente, en el lóbulo frontal del cerebro, que es la sede del juicio, de la función ejecutiva, de la acción voluntaria y, lo más importante, del libre albedrío. ESTE es el verdadero campo de batalla espiritual.
El artículo anterior explicaba cómo la ley de Dios, codificada en el ADN, está representada en la señal del Hijo del hombre. Aquellos que pertenecen a Dios, aquellos que llevan Su nombre, deben tener Su ADN, no solo el ADN humano original que Él creó, sino también el ADN de Su carácter. Esta es Su ley que debe ser escrita en los lóbulos frontales de Su pueblo, para que no vuelvan a caer en la esclavitud del pecado.
Tener la ley escrita en la frente significa juzgar, planificar, ejecutar y tomar medidas voluntarias de acuerdo con Su naturaleza. Para decirlo de otra manera, una mujer (como ejemplo para la iglesia) tradicionalmente toma el nombre de su esposo, y sus acciones se convierten en una extensión de las de él. Si ella acumula deudas, por ejemplo, la ley irá contra él si ella no puede pagar. Por lo tanto, la iglesia debe estar en armonía con Cristo, no actuar en contra de Su voluntad, porque ella ha tomado Su nombre y su libertad no es suya, sino que fue comprada por un precio.[2]
No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. (Éxodo 20:7)
Desde el Éxodo hasta el Apocalipsis, uno encuentra el mismo simbolismo. Mientras que en Éxodo la ley debía ser un memorial en la frente (o sea, en la mente),[3] en Apocalipsis es el nombre de Dios el que es dado como un memorial:
Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo. (Apocalipsis 3:12)
Aunque este versículo no indica específicamente la frente, así debe entenderse, ya que describe un triple sello de Dios. Un párrafo de una antigua visión profética que se incluyó en la presentación de Orión lo deja claro:
Los 144.000 estaban todos sellados y perfectamente unidos. En sus frentes llevaban escritas estas palabras: “Dios, Nueva Jerusalén”, y además una brillante estrella con el nuevo nombre de Jesús. {PE 15.1}
Ahora debe entenderse esto en el contexto del presente estudio del monograma divino, porque, ¿qué es el sello, si no es esta señal? ¿Y cómo se obtiene este sello en la frente?
Debe quedar claro que estudiar la señal del Hijo del hombre (tenerla en mente y contemplarla con todas las facultades de razonamiento del lóbulo frontal) está incluido en lo que significa tener el sello de Dios en la frente. Sin embargo, es más profundo que eso. Tiene que ser escrita, lo que significa que tiene que haber un escritor. Incluso esto está representado en la señal del Hijo del hombre:
Observa el cincel (la constelación de Caelum). Este cincel es la herramienta que se utiliza para grabar letras. Como se ilustra en los cielos, el cincel incluso está dirigido hacia la frente del pez. Se trata de escribir el sello de Dios en la frente de los cristianos. Aquellos que permiten que sus corazones de piedra sean quebrantados por el cincel del Señor, al hacerlo reciben un corazón de carne como el Suyo, un lóbulo frontal que juzga, planea, ejecuta y se ofrece voluntariamente como Él lo hizo. A ellos, Él los describe como Dorados, un pez de agua dulce originario de los ríos tropicales de Sudamérica, incluido Paraguay. El nombre Dorado hace referencia al color dorado del pez. Simbólicamente, son dorados porque tienen una fe pura como el oro probado en el fuego, y peces porque son cristianos.
Sin embargo, para que el nombre de Dios esté escrito en la frente, debe haber un escritor. Aunque Dios podría enviar un ángel para hacer este trabajo, no es así como Dios obra. En la práctica, Dios envía gente común como tú y como yo de forma similar a como se le mostró a Ezequiel en una de sus visiones, en la que unos hombres eran enviados desde el trono en una misión divina para marcar (o sellar) en la frente a los hombres dignos.
y le dijo Jehová: Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y ponles una señal en la frente a los hombres que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella. (Ezequiel 9:4)
Él les da el privilegio de participar en la obra, para que sean dignos de la recompensa por venir.[4]
Este ha sido el privilegio de nuestra obra desde el principio. Cuando el hermano John descubrió el reloj de Orión a finales de 2009 (o incluso cuando recibió instrucciones del Espíritu Santo antes de eso), fue su privilegio y gozo compartirlo con otros. Ese privilegio continúa y se extiende a ustedes incluso a través de este mensaje final de sellamiento.
En nuestro foro de estudio, el hermano John captó este sentimiento en el siguiente pasaje de una publicación más larga:
¿Han visto la única constelación en el área de la α y la ω que no he mencionado hasta ahora?
Ahí está el caballete con un cuadro inacabado justo encima de toda la escena, la mejor posición para que el pintor contemple el panorama de la providencia de Dios y la dirección de Su iglesia para plasmarlo para siempre en la mayor obra de arte del universo.
¿Quién es el pintor?
La respuesta se ve fácilmente girando la imagen en la dirección correspondiente. Es el Dorado ahora erguido que pinta el cuadro, el pez sellado inspirado por la Paloma del Espíritu Santo, siempre mirando exactamente a esa posición del péndulo donde la hora de su rapto será golpeada por el cometa E3.
Esta descripción del pintor no solo caracteriza la obra del hermano John, sino que caracteriza la obra de cada uno de los que siguen el mismo ejemplo de sacrificio de nuestro Señor como lo hizo Filadelfia. Así como fue ungido por el Espíritu Santo (representado como paloma), y extendió la mano para sellar a otros con el tiempo que vio indicado por el reloj celestial, así tú también puedes hacerlo. Lo que el Espíritu Santo hace por nosotros, podemos mostrarlo a los demás como nuestro testimonio—nuestro testimonio de la obra del Tiempo—para presentar la obra maestra celestial que el Señor está creando.
De esta manera, todos tienen la oportunidad de llevar la imagen del cincel a los ojos de los demás, para que también puedan recibir el sello de Dios en su frente. Así es como cada individuo puede participar en la obra de Dios y ganar otra alma para Cristo incluso en estos tiempos turbulentos. Si quieres servirle en el cielo, primero debes servirle en la tierra. No importa quién eres; cada uno de nosotros demuestra que el adagio es cierto: “Dios no llama a los capacitados, sino que capacita a los llamados”. El servicio en la tierra es tu capacitación para el servicio en el reino venidero.
El Dorado representa al pueblo sellado de Dios que actúa como el pintor en el caballete, retratando colectivamente un cuadro completo de Jesús como testigo de esta última generación. Están sellados, no simplemente porque conocen la señal celestial del sello, sino porque han permitido que el Espíritu Santo realice en sus vidas la obra que representa.
Esto es lo que se escribirá en la frente de los santos, porque los que contemplan fijamente el rostro divino también son transformados a Su semejanza.
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2 Corintios 3:18)
Cuando te miras en el espejo, ¿ves la imagen de Jesucristo? ¿Ves a alguien que tiene Su carácter, alguien que actúa en Su nombre, que en la vida diaria escribe cheques de misericordia para dar a los pobres en espíritu: cheques blasonados con el monograma divino, que el Banco del Cielo se complace en honrar en nombre de su Dueño y Fundador?
O para expresarlo en términos más adecuados para la tecnología financiera del nuevo milenio, ¿eres uno de los que en la vida diaria envía pagos instantáneos de perdón a la velocidad de la luz a aquellos que están en “deuda fiduciaria” con los señores supremos de la tiranía menguante? ¿Son tus interacciones con otros seres humanos de una calidad tan buena como el oro espiritual, una mercancía de fe rara y preciosa como la sangre de Jesucristo?
Las letras alfa y omega que vemos en el cielo son la firma del Señor, como en un contrato, o en un pacto. Pero ¿qué significan esas iniciales? Normalmente, un monograma estaría formado por el nombre y los apellidos de la persona. A veces también se incluye la inicial del segundo nombre. Las letras representan el nombre, y el nombre representa a la persona. Ahora, uno podría preguntarse, si el alfa y la omega son las letras que representan el nombre del Señor, entonces ¿cuál es Su nombre? Jesús recibe muchos nombres en la Biblia que describen algo de Su carácter.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. (Isaías 9:6)
A algunos les gusta llamarle usando Su nombre hebreo Yeshua o una variante de este y no hay nada malo en ello, pero que el que pronuncie una palabra en referencia al Señor lo haga entendiendo su significado. Con los nombres traducidos como “Consejero” es sencillo, pero con los nombres extranjeros, aunque podamos pronunciarlos perfectamente, puede que no entendamos su significado.
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. (Mateo 1:21)
Entonces, ¿a qué se refiere cuando Jesús se llama a Sí mismo Alfa y Omega? Cuando vemos las letras Alfa y Omega en la señal del Hijo del hombre, esto sugiere que el primer nombre del Señor (en griego) comienza con la letra alfa y Su apellido comienza con la letra omega. Estas letras forman una abreviación de Su “nombre completo”.
Desde el comienzo del mensaje de Orión, hemos entendido que el nuevo nombre de Jesús es el antiguo nombre árabe de la estrella central del reloj de Orión, Alnitak, como se mencionó anteriormente. Pero en la descripción del regreso de Jesús, la Biblia habla de la revelación de otro nombre como Juan describió lo que vio:
Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. (Apocalipsis 19:12)
Cuando el Señor regrese, este nombre especial estará escrito. Está escrito en la señal del Hijo del hombre, esa escritura celestial que representa a la Persona del Hijo del hombre.
Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo [con este nombre que ninguno conocía]; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre [en Persona] viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria. (Mateo 24:30)
Cuando aparece la señal del Hijo del hombre, este nombre (o el monograma que lo representa) se ve y se reconoce por primera vez. Sólo se da a conocer cuando se revela en el cielo, y eso significa que debemos conocerlo ahora, porque podemos ver que la señal se formará a través de los meses venideros hasta que nuestro Señor sea visto con nuestros propios ojos.
¿Conoces ya Su nombre? No es sólo Su nuevo nombre, sino también Su nombre de familia, y todo estudiante del mensaje de Orión puede apreciarlo. Ha sido usado extensamente, pero nadie sabía que estaba escrito en la señal del Hijo del hombre. Sólo ahora que la señal puede ser leída, Él está dando a conocer ese nombre:
El misterio se resuelve reconociendo que la letra omega en griego (ω) es una vocal cuyo sonido corresponde a la letra “o” en español, mientras que la letra alfa (α) corresponde a la letra “a”. Alnitak es el nuevo nombre de Jesús,[5] pero ¿en qué “familia” se encuentra esa estrella que representa al Señor? Se encuentra en la familia de la constelación de Orión. Su nuevo nombre completo es, pues, “Alnitak de Orión”. Él es a la vez el primero y el último (nombre).
Sin embargo, la Biblia se escribió en griego, por lo que debemos comprobar que estos nombres celestiales tienen efectivamente las iniciales griegas de alfa y omega. Después de todo, aún más parecida a nuestra “o” hispana es la otra “o” griega que curiosamente se ha convertido en un término familiar en la era Covid: omicron. Puedes comprobarlo tú mismo con el traductor de Google: En griego, el nombre de la estrella Alnitak se escribe como Αλνιτάκ, empezando claramente por la letra alfa (A). Y el nombre de la constelación de Orión se escribe como Ωρίων, también empezando claramente por la letra omega (Ω).[6]
Curiosamente, se puede aprender que la escritura en la frente de los 144.000 no es sólo el nombre (o iniciales) de Jesús, sino también el del Padre:
Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el de su Padre escrito en la frente. (Apocalipsis 14:1)
Se podría entender que el Padre tiene las mismas iniciales que Su Hijo, o dicho de forma más natural, que el Hijo tiene las mismas iniciales que el Padre. Si has visto las iniciales del Hijo, has visto también las iniciales del Padre.
Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. (Juan 14:7)
Siguiendo el patrón, la estrella central del cinturón de estrellas de Orión—la que representa al Padre—se llama Alnilam. Ésas son las dos únicas estrellas de Orión cuyos nombres comienzan con la letra alfa (en griego).
Pero ¿existe aún un significado más profundo detrás de este nombre Alfa y Omega de nuestro Señor y del Padre? Los nombres bíblicos tienen significado. Hablan del carácter de aquel a quien dan nombre. Dios es amor; Su carácter es la esencia del amor. Su nombre es Amor. Entonces, ¿qué significa Orión? O mejor, ¿qué representa?
¿Es una coincidencia que, de todas las 88 constelaciones del cielo, exactamente dos comiencen con la letra omega en griego Orión y Horologium, Ωρολόγιον? Las dos constelaciones del tiempo—el reloj de arena de Orión y el reloj de péndulo, Horologium—se erigen como los dos troncos del árbol de la vida a ambos lados del río de la vida (Eridanus). Están íntimamente conectados, ambos de la misma familia del Tiempo, al principio y al final, con el agua del río del tiempo pasando continuamente a través de ellos, dando vida y sustento a su fruto en toda la creación.
Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. (Hechos 17:28)
Desde el principio de la Creación en Orión hasta el momento del fin en el Horologium, el elemento común es el tiempo. Y el “tiempo” en griego es ωρα:
G5610 ὥρα hora (ho’-rah) sustantivo
1. una “hora”
{literal o figuradamente [significa el “tiempo”]}
Cuando Jesús se describió a Sí mismo como la omega, Él dijo efectivamente: “Yo soy el tiempo del principio en Orión y del fin en el Horologium”; Su carácter de amor no puede permitir que el pecado perdure para siempre. Él pondrá fin al tiempo del pecado.
El nombre Alnitak es un antiguo nombre árabe que significa “El Herido”. Este es el carácter del Señor, no sólo una declaración de hecho. ¿Por qué fue herido? La Biblia nos lo dice claramente:
Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. (Isaías 53:5)
Jesús fue herido por nosotros, por Su amor a nosotros. Una palabra diferente se utiliza para describir este tipo de sacrificio abnegado, amor benevolente en griego. Es αγαπη:
G26 ἀγαπη agape (ag-ah’-pay) sustantivo
1. Amor, es decir, afecto o benevolencia.
Así, cuando Jesús declara que Él es el Alfa y la Omega, dice que Él es Alnitak de Orión, Él es uno con el Padre, Él es el amor y el tiempo para expresarlo; el αγαπη y el ωρα.
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; (Eclesiastés 3:1-2)
Jesús estaba en el principio en la Creación, y está en el presente en la destrucción como se profetiza en Apocalipsis 19. Estamos en el tiempo del fin; el tiempo de morir; el tiempo de arrancar lo que fue plantado. Pero aquellos que conocen el nombre del Señor no deben temer. Él es El Herido de todos los tiempos, para que tengamos vida por todos los tiempos venideros. Porque Dios es el Tiempo, los tres miembros del Consejo Divino son el Tiempo, pero Jesús es el que fue herido de esos Tres que son el Tiempo. Él es Alnitak-el Alfa-el que fue Herido de la familia Divina del Tiempo-la Omega.
El Señor se presenta como el Alfa y la Omega al principio del libro del Apocalipsis, cuando se presenta a las 7 iglesias, y de nuevo al final, cuando presenta a Su novia, la Ciudad Santa. Las siete iglesias representan toda Su iglesia en la tierra:
Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea. (Apocalipsis 1:10-11)
Jesús se dirigió personalmente a las iglesias de cada una de esas ciudades, y les dio una promesa a los que vencerían de cada una de ellas. Luego, el contenido principal del Apocalipsis narra la historia de la victoria de la iglesia sobre el enemigo a través del tiempo y del remanente de su simiente. En conclusión, se presenta a la esposa del Señor: la nueva Jerusalén, donde mora la iglesia:
Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, (Apocalipsis 21:6-10).
Así, el libro de Apocalipsis cierra el círculo cuando las siete iglesias se convierten en la única novia. Jesús como el Alfa y la Omega está conectado a esta transformación. En este punto, sería bueno volver a la primera luz que el Señor había guiado al hermano John a compartir públicamente a través de Internet. El Espíritu ha estado guiando desde el principio como el Alfa y la Omega, para traer a Su pueblo disperso en un solo cuerpo.
Desde su publicación en 2010, la presentación de Orión ha incluido hacia el final de su estudio las siguientes diapositivas que revelan el nombre real de Jesús:
De las tres estrellas del cinturón que representan a la Divinidad, Alnitak es la estrella que representa a Jesús quien se sienta a la diestra del Padre en el cielo (la izquierda vista desde nuestra perspectiva). Vemos cómo el Señor, que fue herido por nuestras transgresiones,[7] es el Cinturón que une a la Iglesia con Dios.
En este contexto, se nos da a entender por qué el monograma divino indica no sólo el nuevo nombre de Jesús, sino también el nombre de Dios el Padre. Representado por Alnilam de Orión, el Padre comparte las mismas iniciales que el Hijo. Siempre están unidos en propósito y carácter. Al leer y contemplar las siguientes diapositivas, obtendrás una impresión de la majestad del Señor (y la magnitud del pecado de aquellos que rechazan Su misericordia).
Hoy en día, los astrónomos usan letras griegas para designar las estrellas. Sin embargo, esas letras se usan más como números que como nombres, y no tienen relación con el nombre de Jesús que “ninguno conocía sino Él mismo”,[8] lo que significa que no debemos seguir el arbitrario etiquetado humano de las estrellas, sino el de Dios que les dio sentido a las ilustraciones de las estrellas.
Al leer esas diapositivas, ¿está empezando a tener sentido por qué el Señor, el Alfa y la Omega, envió el mensaje de Orión (ω) con Alnitak (α) como su estrella central? La sangre de los sacrificios representaba la vida. En la sangre está el ADN, el código de la vida que define a una persona. Se trata del carácter. Solo gracias al ministerio de Jesús como el gran Intercesor que dio Su sangre en lugar de la nuestra, podemos escapar de las consecuencias eternas del pecado, que es la muerte. Desde el comienzo de este mensaje, Él estaba preparándonos para el fin.
¿Ves la conexión entre el río Eridanus y el río de la línea sanguínea humana a través del tiempo o ADN, cuyo curso Satanás está tratando de controlar hoy? Que el hombre, interfiera directa y voluntariamente con el genoma humano es jugar con fuego.
¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? (Proverbios 6:27)
Pero Dios ha dado este mensaje de advertencia a todo el mundo para que aquellos que Lo aman, aquellos que son sabios, aquellos que Lo honran, estén bien preparados para prestar atención y no se atrevan a usurpar la autoridad del Creador y por su propia voluntad profanen lo que Él creó perfecto en el principio.
La ciencia enseñó en su momento que nuestro ADN es fijo e inmutable, pero desde entonces ha llegado a comprender que nuestra doble hélice es mucho más compleja y cambiante según el curso de nuestras vidas. Por eso se observa a menudo que el carácter de los padres es heredado por los hijos. Cuando uno comienza a vivir por el Espíritu de Cristo, se convierte en una nueva criatura[9] y, en consecuencia, su ADN se renueva. A medida que se superan esas tendencias hereditarias, los genes de uno cambian.
El santuario celestial es la casa de Dios donde el pecador puede ir por fe para recibir la purificación de la contaminación de su carácter.
El propiciatorio está representado por las tres estrellas del cinturón de Orión. Alnitak, que significa El Herido, marca el lado donde la sangre fue derramada para la salvación del hombre.
Los resultados de la investigación se están manifestando ahora. Muchos han demostrado ser indignos, porque en lugar de mirar al Salvador en Orión para la salvación, han confiado en el hombre para sanarlos y protegerlos. Algunos todavía vacilarán y se rendirán bajo una creciente presión, coerción, o persecución, y es por ellos que este mensaje debe ser dado ahora para fortalecerlos. Que este punto sea enfatizado para que mantengan su corona de vida, rehúsen cualquier vacuna o intento de modificar su ADN y escapen del lago de fuego. Los ojos de ellos necesitan ser dirigidos a su Salvador y Rey.
Por la fe en Cristo, podemos vencer el pecado y regenerar nuestro ADN, ya que afecta a nuestro carácter. Nos convertimos en una nueva criatura a la imagen de Cristo. Pero si ponemos nuestra fe en el hombre y su tecnología genética, nos convertimos en una nueva criatura a imagen del hombre. Muchos han reconocido que una manipulación genética similar estaba ocurriendo en los días de Noé.
Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé. (Génesis 6:9)
Noé era perfecto “en sus generaciones” lo que significa en su línea sanguínea, su ADN. Sus piadosos padres no se habían dejado llevar por la concupiscencia de los ojos para contraer matrimonio con las “hijas de los hombres” y mancillar así su linaje.
Como fue en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. (Lucas 17:26)
Así como los primeros pioneros de la iglesia del juicio siguieron a Jesús por fe cuando Él entró en el lugar santísimo del santuario celestial, así esta última generación lo sigue dondequiera que Él va hoy.
Los 144.000 son los seguidores de Jesús. Ellos son los que en abnegación eligen un camino de sacrificio como Él lo hizo, no considerando su propia vida y salvación más que la de su prójimo. Son los que se acercarán para ayudar a los demás, incluso cuando ellos mismos estén en necesidad. Los malvados vieron tal amor abnegado en Cristo pero nunca pudieron entenderlo:
Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si este es el Cristo, el escogido de Dios. (Lucas 23:35)
Jesús no se salvaría a Sí mismo. Él sabía el precio que había que pagar por nuestra salvación, y ese precio nunca será olvidado. Está conmemorado en el cielo.
A lo largo de la eternidad, nadie hablará jamás de ninguna herida, de ningún daño, de ningún mal sufrido, excepto lo que fue transferido a nuestro Señor en el santuario del cielo. Él lo soporta todo, y sólo Él es digno de ser recordado por Su sufrimiento. Sólo Él es Alnitak, “El Herido” de Orión, Alfa y Omega.
Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. (1 Pedro 2:20)
Nadie en el cielo recordará ningún dolor, porque todos los que han sido redimidos del pecado sabrán que fue sólo por la misericordia de Dios.
porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. (Apocalipsis 7:17)
Sólo hay Uno que es capaz de enjugar toda lágrima, porque fue Su sangre la que sanó sus heridas.
Desde 2010, con el reconocimiento de Alnitak como la estrella que contiene el nuevo nombre de Jesús, los “Orionistas” han orado al Señor con referencia a Su nuevo nombre, Jesús, El Herido, o Jesús-Alnitak. Hoy, Sus iniciales sobre los relojes celestiales confirman y verifican que tenían razón al hacerlo. El monograma divino del Alfa y la Omega significa el NOMBRE y APELLIDO de nuestro Señor, tal como Él indicó desde el comienzo del Apocalipsis:
Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia:… (De Apocalipsis 1:10-11)
¿Por qué es importante saber el nombre completo de Jesús? Él se llamó a Sí mismo nuestro amigo y hermano, y así fue. Él dejó de lado Su divinidad para convertirse en uno de la humanidad. En este sentido, Jesús nos es familiar. Él ha experimentado la vida en la tierra como nosotros la hemos experimentado, con sus alegrías y dolores.
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (Hebreos 4:15)
En este sentido, lo conocemos por Su primer nombre. Lo llamamos Alnitak, sabiendo que al igual que nosotros hemos sido heridos por el pecado, Él también sufrió y fue herido por los pecados. Sabemos que Él entiende.
Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos, diciendo: Anunciaré a mis hermanos tu nombre, en medio de la congregación te alabaré. (Hebreos 2:11-12)
Estamos unidos al Salvador de una manera más íntima que incluso los ángeles. ¡Somos una sangre con Él! Somos Sus hijos, y sin excepción, los niños comparten el ADN de sus antepasados.
Pero antes de que pudiéramos convertirnos en Sus hijos, Él primero se convirtió en nuestro Hijo.
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre.Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. (Hebreos 2:14-16)
Si Jesucristo tomó sobre Sí la naturaleza de la humanidad cuatro mil años después de la caída, ¿nos atrevemos a despreciar la misma herencia genética que Él no se avergonzó de tomar? Y si por fe recibimos la purificación de Su sangre, Su sangre humana, habiendo vencido al diablo en nuestra carne, ¿nos atrevemos a confiar en cualquier otro sello en el código de vida que el de Su propia creación?
Jesús ha llevado Su sangre, nuestra naturaleza, nuestra herencia genética compartida, al cielo más alto, de modo que, aunque Él está allí alto y levantado en Orión, todavía podemos llamarlo por Su primer nombre, Alnitak, en reconocimiento de Su papel en reconciliar nuestra naturaleza caída con Dios el Padre. Su sangre es un espécimen de humanidad en el cielo, y aquellos que en la tierra pasan la prueba de ADN, aquellos en la tierra cuya firma genética coincide con el espécimen celestial son aprobados como herederos, como hijos del Padre.
Pero Jesús también es realeza, y Él impone respeto. No solo tiene un nombre, sino un apellido. Al igual que los aristócratas de la antigüedad, Él es referido no sólo por Su nombre, sino también por Su reino. Él no es cualquier Alnitak. No es un hombre herido cualquiera. ¡Él es el Alnitak de Orión, el Príncipe del Cielo herido, que fue herido por mí!
Hay muchos que reclaman a Jesús como su Salvador. Hay muchos que están felices de amontonar sus pecados sobre Sus hombros y continuamente escurrir la sangre de Sus heridas para cubrir sus infinitas indulgencias. Pero estos pronto se darán cuenta de que Jesús no se hizo un hombre para jugar. Él no dio Su sangre sólo para los libros. Él no vino a negociar con el diablo, sino a destruirlo, como le dijo a la serpiente en el principio:
Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; esta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. (Génesis 3:15 NVI)
Jesús viene ahora como el Rey. Y cada vez que un rey legítimo vuelve al poder, siempre mata a los traidores que sirvieron al enemigo para deponerlo. (Y no necesita hacerlo él mismo; tiene oficiales y todo un ejército para eso.)
No sirve de nada aceptar a Jesús como tu Salvador si no lo haces también tu Soberano. No sirve de nada confesar tus pecados si no dejas que Jesús los erradique.
Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. (Mateo 6:24)
El dominio sobre el pecado es esencial. Esto es lo que el Señor ordenó a Caín antes de matar a Abel:
Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él (Génesis 4:6-7)
El pecado quiere tenerte, pero tú te enseñorearás sobre él. Jesús es Salvador y Soberano, y como Su hijo tienes Su autoridad para gobernar sobre el pecado en tu vida, y debes hacerlo. Como un buen soldado que defiende el reino de su soberano, debes erradicar el pecado en tu propia vida. Ese es el significado del bautismo. Y eso es lo que significa el nombre completo de Jesús: Alnitak de Orión, Salvador y Soberano, el Potentado del tiempo.
Cada sello tiene tres partes: nombre, oficio y territorio. Ahora sabemos que Su nombre es Alnitak, y Su territorio es Orión, la constelación más brillante del cielo, que representa la sede de Su soberanía que se extiende a todo el cielo; no hay ninguna más grande.
Pero ¿cuál es Su oficio? La clave está en la constelación de conexión Eridanus. Ambas constelaciones de reloj y el rio que se encuentra entre ellas son importantes para el sello. Orión representa a Jesús como el Sumo Sacerdote, Él que intercedió por la humanidad con Su propia sangre. Él es descrito en Apocalipsis como el Cordero inmolado desde el principio del mundo:
Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. (Apocalipsis 13:8)
Este versículo implica el tiempo, específicamente el tiempo de la historia terrenal. Nota que a pesar de que satanás causa que todos lo que no son de Dios, le adoren a él por un tiempo, TODAS LAS PERSONAS eventualmente adorarán a Jesús, incluso aquellos que no heredarán la vida eterna.
Porque escrito está: vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios. (Romanos 14:11)
Hay una razón específica de por qué todos adorarán a Jesús. Él no regresará como Rey de reyes y Señor de señores únicamente por ser el Hijo de Dios, sino porque Él merece ese oficio. Él es digno, eventualmente incluso a los ojos de los malvados. ¿Por qué se lo merece? La Biblia nos dice:
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. (Apocalipsis 5:11-12)
El Cordero que fue inmolado merece recibir poder. Esto se muestra pictóricamente en la señal del Hijo del hombre a través de las tres constelaciones principales: Orión representa a Jesús como el Intercesor prometido, el Cordero inmolado desde la fundación del mundo. Su sangre que fluyó para la salvación de la humanidad está simbolizada por el río Eridanus, en el que Jesús fue bautizado en la muerte y resucitó. En el otro lado está el Horologium, que representa a Jesús como Rey al final de los tiempos. El río (que fluía de Su costado) es el eslabón de conexión:
Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. (Apocalipsis 19:16)
No habría conexión de Orión con el reloj Horologium si Jesús no hubiera dado Su vida. Su sacrificio lo hizo digno de recibir el poder. Lo mismo se aplica de una manera similar al resto de la humanidad: aquellos que siguen el camino sacrificial de la fe como lo hizo Abraham participarán de la bendición que Dios le prometió:
Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo, y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo; de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz. (Génesis 22:15-18)
Aquí en la historia de Abraham, encontramos una ilustración de lo que Apocalipsis dice acerca del pueblo de Dios que testifican que Su Espíritu sacrificial está activo entre ellos.
Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. (Apocalipsis 12:11)
Abraham fue considerado digno de heredar el cielo y la tierra porque se sacrificó. ¿Has viajado por ese Camino? ¿Ha sido la palabra de tu testimonio de fe una de victoria sacrificial en Cristo?
Entendiendo lo que le da a Jesús el derecho de recibir todo el poder, ahora podemos responder definitivamente lo que realmente es Su oficio: Él es el que tomó la herida por nuestro pecado. Él fue y siempre será “el Herido” cuyas marcas permanecerán por toda la eternidad. El sello completo (nombre, oficio, territorio) es, por lo tanto, “Alnitak, el Herido de Orión”.
Las tres constelaciones principales de la señal del Hijo del hombre (Orión, Eridanus, Horologium) representan el tiempo de alguna forma. Orión es el reloj de arena, que representa el comienzo del tiempo o el tiempo pasado. Eridanus es el río, que representa el flujo del tiempo, o tiempo presente. Y el reloj Horologium representa el fin de los tiempos, o el tiempo por venir. Dios es el tiempo, y Jesús se sienta en el trono del Padre.
Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. (Apocalipsis 1:8)
Ahora entiendes por qué el Señor nos llevó a entender que la señal del Hijo del hombre era la esencia de un agujero negro—esos lugares en el universo donde el espacio y el tiempo convergen en una singularidad que describe la naturaleza de Dios, que es Tiempo y omnipresente en el Espíritu. Efectivamente, fue el Señor quien nos llevó a entender esto como la pequeña nube negra que se acercaba a la Tierra. En abril de 2019, vimos con entusiasmo la revelación televisada del primer agujero negro jamás observado directamente—M87. Se le dio el nombre hawaiano, POWEHI, que significa “la creación oscura adornada e insondable”, un nombre apropiado para el Creador que es insondable en sabiduría[10] y está envuelto en la oscuridad.[11] Como se refiere al nombre del eterno YO SOY, lo escribimos de la misma forma, con mayúsculas.
Pero estas cosas eran sólo vislumbres distantes, no bien resueltas, de Su majestuosa forma. La pequeña nube negra se acercaba a la Tierra. Anticipábamos que pronto se revelaría el agujero negro del centro de nuestra Vía Láctea, mucho más cerca que los 54 millones de años luz de M87. Aunque tardó más de lo esperado, la primera imagen de Sagitario A* fue revelada el 12 de mayo de 2022—el centro de gravedad de la sagrada ciudad celeste—y tres manchas brillantes podían verse fácilmente como tres perspectivas del Eterno, “que es, que era y que ha de venir”. ¿Cuál sería el siguiente lugar más cercano para encontrar un agujero negro? ¿Fue uno descubierto en Orión, o podría ser que el “Planeta X” fuera en realidad un diminuto agujero negro al acecho aquí mismo, en nuestro propio sistema solar?
Ahora vemos a qué nos llevaban los agujeros negros, ya que podemos ver la nube mucho más de cerca a través de los dos cometas de nuestro propio sistema solar con el telón de fondo de las constelaciones (cuyas estrellas están a su vez mucho más cerca que Sagitario A*). Ya no son tres puntos brillantes borrosos, vemos a Jesús representado en tres distintas constelaciones del tiempo.
Esta verdad es descrita en el cielo y firmada por el Alfa y la Omega a través del movimiento oportuno de los dos cometas K2 y E3. Este es el sello del Tiempo que debe ser inscrito en la frente del pueblo de Dios.
¿Está el sello en tu lóbulo frontal? ¿Está el Tiempo en tu mente? ¿Has hecho tu propia pregunta de “hasta cuándo”? ¿Está informando tu juicio y dirigiendo tus funciones ejecutivas el tiempo del regreso de Cristo?
Que sea a partir de este día en adelante que tomes el Tiempo en serio. Usa cada momento sabiamente, para llevar el mensaje de Alnitak, el Herido de Orión, al mundo. No te preocupes por aquellos que lo rechazan; los hombres con sus instrumentos de destrucción seguirán muy pronto.[12] Pero debes ofrecer un regalo de sacrificio, si has de ser encontrado digno de participar con Abraham en la herencia de las arenas de la orilla del mar y las estrellas del cielo. Todo lo que tienes que hacer es seguir el río con fe. Debes viajar con los cometas (las estrellas) a la Nebulosa de Orión (la arena en el mar de cristal).
No importa si viniste del mensaje de Orión en 2010 como lo hicimos nosotros, y llegaste hasta este día del Señor en el Horologium (como la trayectoria del cometa E3), o si estás comenzando este día en el tiempo del reloj Horologium y descubriendo el camino de regreso a Jesús, el Herido de Orión (como la trayectoria del cometa K2). De cualquier manera, seguirás el río de la vida que representa la formación del carácter necesario para el cielo.[13] Y a lo largo de esa travesía, mientras eres bautizado en el sacrificio de Cristo y sellado por el Santo Espíritu del Tiempo, eres acompañado por el Hombre que lo dio todo por ti. La iglesia de Filadelfia de esa manera conoce a Jesús como un Amigo.
Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. (Juan 15:15)
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